Nuevo día en Mae Hong Son. Nos levantamos sobresaltados porque llegamos una hora tarde a la excursión: hemos quedado a las 9 y ya son las 10! Nos hemos quedado dormidos porque no nos ha sonado el despertador!! Horror!! A esta hora ya se habrá cansado de esperar el guía.
Xisco se cambia rápido y se dirige a la Recepción para ver si el guía está por casualidad todavía por allí. Y, allí estaba: leyendo el periódico tranquilamente mientras nos espera. Le explica por señas que nos hemos quedado dormidos y él contesta: “no problem, it’s ok”. Así que hacemos la maleta rápido y cuando hacemos el check-out, nos pide que desayunemos, que el buffet cerraba a las 10 hrs pero que lo ha arreglado para que nos esperen y podamos desayunar tranquilos. Estupendo!!
Con energías pero dormidos todavía, emprendemos la marcha hacia “The fish cave”, una cueva natural en lo alto de una montaña donde nace el río, y donde hay unos peces de 50 cm de largo por 20 cm de ancho. Enormes!! Antes de llegar a la cueva, paseamos por un camino de piedras rodeado de un jardín lleno de vegetación muy bien cuidado, donde hay cabañas de teca que venden comida para los pescados (rodajas de plátano, mango, pipas, bolas de comida para perro). Cuando le echamos la comida devoran en pocos segundos, entonces es cuando entendemos por qué están así de grandes…
Seguimos la ruta hacia unas cascadas naturales en un Parque Nacional. Para llegar hasta allí hay que cruzar cuarenta minutos de camino subiendo y bajando montañas con un desnivel impresionante. En primera marcha todo el camino y a tropecientas revoluciones…¿quemará el embrague y tendremos que empujar por esas cuestecitas la furgoneta???
Una vez llegados a las cascadas, nos deja tiempo suficiente para dar un paseo, hacer fotos, etc. Las cascadas se encuentran dentro de un bosque de bambú, todo muy zen…
Precioso paisaje, lástima que el bañador se haya quedado en la maleta que dejamos en el Hotel de Chiang Mai.
Continuamos la excursión hacia un poblado chino llamado Rak Thai (Mae Aw en tailandés). Es un pequeño pueblo situado en un valle con un precioso e idílico lago, que se encuentra a 3 km de la frontera con Myanmar. Los habitantes son de origen chino y se han establecido en Tailandia. Todas las construcciones son puramente chinas, la decoración, la vestimenta, las plantaciones de té.
El poblado vive de la agricultura, la ganadería y sobre todo las plantaciones de té chino. A cada paso hay una tienda con sus mesas alrededor del lago donde se degusta el té sin coste alguno para el turista. Luego está en tu mano comprar té a buen precio o no. Son muy serviciales y el lugar es muy pintoresco.
Después de tomar un té de ginseng para ver si nos despertamos y nos da energía, volvemos a Mae Hong Son, (nos hemos librado de empujar la furgoneta). Paramos en un Restaurante típico construido en teka, con una impresionante comida tailandesa.
Unos noodles con pollo y arroz frito con ternera más tarde, emprendemos la marcha hacia el Aeropuerto de regreso a Chiang Mai.
Llegamos, nos registramos en el Hotel y salimos a dar una vuelta por el Sunset Market. Un mercado muy grande y enfocado para los locales, aunque los turistas son muy bien recibidos. Puedes encontrar todo tipo de souvenirs, camisetas, decoración para el hogar, chucherías que imitan una especie de gusanos gelatinosos, sushi, bisutería, ropa de las tribus de por aquí, etc, etc (todo lo que quieras encontrar). Todo está limpísimo, sin malos olores y la gente es de lo más agradable y educada por aquí.
Cansados de caminar nos hemos parado en un puesto de masaje improvisado en la calle. Colocan asientos de piel en hileras bajo un toldo de lona y cada asiento de piel tiene su masajista, que te ofrece un relajante tratamiento thai por 2,50€ la hora.
Un poco más descansados y para rematar el día que llevamos, cenamos en el “Antique House”, un restaurante muy famoso por aquí donde se come en el jardín de una casa típica tailandesa hecha en teka, con música en vivo. Una fondue de pollo con salsas de soja roja, salsa picante y un Pad Pae (pollo troceado con verduras y salsa muy picante), verduras, arroz, entrantes y cócteles por tan solo 15€.
Ya de vuelta al Hotel, saludamos al recepcionista, que nos devuelve el saludo con las manos juntas y en reverencia, a lo que nosotros agachamos de nuevo la cabeza. Vemos que nos vuelve a saludar, oooootra vez agachamos la cabeza y..vuelta a empezar!. Caemos en la cuenta de que son los tailandeses los que por ética y costumbre deben ser los últimos.
Pedimos la ropa que dejamos a la salida de ayer en la Lavandería. Todavía no la han encontrado: ¡con la poca ropa que traemos, y encima nos la pierden…!”. Suponemos que mañana aparecerá por arte de magia…
Mañana más, pero no podemos adelantar nada porque iremos improvisando sobre la marcha.
Ciao!