Avisamos a la recepcionista de que ya estamos listos, y para nuestra sorpresa, la guia nos espera (un cuarto de hora antes de lo previsto). Se llama Neng:"¿Que pasa neeeeeng?.
Salimos a la puerta y un chofer vestido de Jeffrey, nos abre la puerta de una pequeña limusina (esto prometeeeee!!!). Seremos 4 pues, ya que hemos contratado guía privada y chofer para nosotros.
Por el camino nos explica la historia de Tailandia, tradiciones, población, etc...así que nos despierta un poco hasta que realizamos la primera parada.
Visitamos una fábrica de coco. Vemos cómo extraen de la planta de la palmera el azúcar de coco. Éste se utiliza para cocinar gran variedad de platos thai. Nos enseña infinidad de objetos realizados con la cáscara del coco (bolsos, maceteros, floreros, jarras, etc).
Más tarde, entramos en un vivero de orquídeas. Cientos de ellas, a cual más bonita...Nos explica que de éste vivero exportan a muchos países extranjeros.
Cada vez que entramos y salimos de la limusina, Jeffrey nos abre la puerta: "creo que nos podríamos acostumbrar fácilmente a que nos trataran así de bien cada día". Una vez dentro del coche, nos tiene preparada aguas frescas y toallas mojadas con un ligero toque de limón para limpiarnos el sudor.
Seguimos el camino hacia el Mercado Flotante. Ha sido 1 hora de viaje desde Bangkok. Para nuestra sorpresa, Neng nos explica que vamos a realizar un trayecto de 30 minutos en "speed boat", lancha rápida (y ésta vez rápida de verdad), por los canales previos al mercado flotante. Por el camino vamos viendo casas, barcas que se preparan para ir al mercado, flora, fauna, etc.
Una vez llegamos al Mercado, nos bajamos de la barca rápida y damos un paseo por los laterales del canal principal, donde nos explica el funcionamiento de éste peculiar mercado y los tipos de frutas que vamos a encontrar durante el recorrido en la próxima barca.
Neng va comprando todo tipo de frutas para que vayamos probándolas. Desde la banana, hasta el coco, pasando por el pomelo y el dragon fruit entre otros. Vamos a reventar con tanta fruta!!!
Subimos en un bote a remo: de los auténticos del mercado, y nos avisan de que no nos movamos ni saquemos los brazos y las manos fuera. Más tarde lo entendemos a la perfección, ya que unos botes chocan y rozan con otros para abrirse paso por los canales estrechos, o más bien, amplios pero llenos de gente.
Durante la primera parte del recorrido, observamos lanchas llenas de verduras, frutas, cocinas improvisadas dentro de las mismas haciendo noodles, pescado, etc.
Otra parte del recorrido, la hacemos por canales donde venden todo tipo de souvenirs. Aunque no estamos muy animados para comprar nada, los vendedores desde las orillas, acercan el bote con un gancho, para "animarte" a comprar lo que sea.
Nos engancha una mujer y nos "hace comprar" el bálsamo de tigre (para masajes, dolores de espalda, cabeza, etc). Y decimos "nos hace comprar" porque de no ser así, todavía estaríamos por allí con la vendedora. Muy insistente la mujer!!
Después de varios atascos y varios minutos sin mover nuestra barca nos bajamos y damos otro paseo por las orillas. Ésta vez nos enseña un plano más genérico de los canales desde encima de un puente. Impresiona la cantidad de barcas y gente que se pueden juntar en un mismo lugar...
Acabamos de visitar todo lo visitable, y nos montamos en la limusina. Por el camino, paramos de nuevo para ver un centro de artesanía de teca. En ésta fabrica, vemos cómo tallan la madera para convertirla en todo tipo de obras maestras: cuadros, mesas, sillas, animales, etc.
Regresamos a Bangkok y nos propone llevarnos a un buen centro de masaje para relajarnos un poco del día que hemos tenido (si esto es estrés, queremos estar estresados toda la vida....jajaja).
Aceptamos la invitación (pagando por supuesto) y escogemos un masaje de 2 horas que combina la técnica del masaje thai con el masaje de aromaterapia con aceites. Nos hemos dormido...con eso lo decimos todo!
Tras el masaje, visitamos el Siam Parangon, un centro comercial más lujoso, donde puedes encontrar todo tipo de tiendas, franquicias, marcas, etc. Nada del otro mundo. Precios más asequibles que en España pero sin grandes diferencias.
Regresamos al Hotel, y esta vez nos toca cenar en el Restaurante Sirocco, ubicado en la planta 63 del Hotel donde dormimos. Luego tomaremos algo en el Sky Bar, observando las impresionantes vistas de noche (no dejan hacer fotos...) y por hoy suficiente!!
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