Amanece un nuevo día en Chiang Mai. Salimos a la calle después del desayuno para buscar un taxi y regatear un buen precio para que esté todo el día con nosotros.
La noche pasada hicimos los deberes, ya sabemos qué queremos visitar y qué no, así será más fácil que nadie nos lleve a donde no queremos.
El primer tuk tuk que para se interesa por saber a dónde vamos, así que le enseñamos el listado de todos los sitios por visitar. Nos explica que hay un templo del listado, el “Doi Suthep”, que está muy lejos y arriba de una montaña y el tuk tuk no puede llegar, pero nos ofrece la alternativa del taxi, por lo visto también tiene licencia.
Después de regatear un poco, concertamos un buen precio (800 bath) unos 19€; somos conscientes de que podría haber sido más barato, pero decidimos pagarle un buen precio para que no comience a sugerirnos “visitas sorpresa”.
Comenzamos la ruta y paramos en el primer Templo: el “Wat Chedi Luang”. Peculiar por tener detrás otro templo y pagoda más antiguos, sin estar recubierto de piedras preciosas y oro, con figuras de elefantes y dragones.
Seguimos hacia otro templo, el “Wat Chiang Man”, (a este paso vamos a ver todos los templos habidos y por haber en Tailandia). Nos llama la atención un grupo de monjes budistas que están realizando sus oraciones diarias. Están sentados en una especia de púlpito de teka a la izquierda del ala principal, reservado para ellos, y los fieles se sientan en el centro del templo. Éste templo destaca por ser el primero que se construyó en la ciudad de Chiang Mai.
La última visita de la mañana es la del templo “Wat Phra Sing”, muy similar a todos los que ya hemos visto pero con la peculiaridad de que es de madera roja, al estilo tradicional chino.
Le pedimos al taxista que nos lleve a una Manufactura de Paraguas, y visitamos el “ Sae Paper Umbrella”, en las afueras de la ciudad.
Cuando llegamos observamos que no hay casi nadie trabajando en ese momento porque es la hora de la comida. Pero intentamos ver el proceso de la fabricación artesanal por el retén que se ha quedado trabajando.
La materia prima (la tela), se extrae de un árbol, que aquí se llama “Saa” (no sabemos la traducción en spanish). Y el resto de la estructura es de bambú.
Introducen el tronco a trozos en agua durante unas horas para que se reblandezca. Con unas mazas lo golpean hasta que queda blando como una masa. Éstas se colocan en agua durante unas horas para que suelten las fibras que más tarde se recogen con unos paneles que hacen de filtro. Se dejan secar, y después de algunas horas, se retira una fina capa parecido al papel y de un color amarillento. Más tarde se coloca en el esqueleto de bambú, para dejarlo secar completamente. Lo más bonito para el turista es ver en directo cómo pintan los paraguas y abanicos, cosa que no hemos podido ver. Así que nos queda pendiente la visita de una fábrica como Dios manda en Bangkok.
Vemos por el camino una gran fábrica de piedras preciosas y le pedimos que pare para visitarla. Es como la que vimos en Bangkok pero más grande y los productos de mejor calidad.
Dentro observamos una línea de fabricación de 35 personas tallando figuras de buda en jade de baja calidad (según nos comenta una guía de habla española).
De todo el proceso, nos quedamos asombrados con el trabajo de dos chicas jóvenes: están realizando la selección de piedras preciosas por tamaño y color para luego engarzarlas en los anillos y collares. Con unas pinzas comparan unas con otras (trabajo de chinos, nunca mejor dicho). La visita acaba con la compra de unos pendientes de plata y zafiro muy económicos (¡¡¡regalo de cumpleaños!!!).
Contentos con la visita (algunos más que otros…), nos dirigimos a la Granja de Serpientes “Maerim”.
Llegamos y ya ha empezado el espectáculo, después de que nos ha costado 200 bath por persona…
Medio tímidos, el presentador con el micrófono nos saluda y nos dice que tomemos asiento. Para nuestra sorpresa sólo están libres los asientos más cercanos a las serpientes (ay,ay,ay…). Comentamos que seguro nos toca salir a formar parte del espectáculo (siempre nos pasa!). Vemos como un chico danza con una serpiente a modo de capoeira: la serpiente no es venenosa, pero salta y muerde que es un contento.
Cuando acaba ésta parte del espectáculo, pasan para que la gente toque la piel de la serpiente, todos dicen que no y se echan para atrás con miedo. Cuando llega a nosotros, se la colocan a Auxi alrededor del cuello, y el hombre espera a que nos hagamos la típica foto (si ya lo veíamos venir…).
Después sacan una pitón enorme... y la echan a un estanque pequeño de agua. Nuestra sorpresa viene cuando uno de los showman se tira de cabeza, por lo visto tiene una profundidad de 4 metros , pero no se aprecia porque el agua tiene un color marrón verdoso de estar estancada. Después de unos minutos el hombre por fin sale del agua, pensábamos que lo había ahogado la serpiente!. Recupera la respiración y sale dando un salto junto a la serpiente. Tiene parte de la misma enrollada a la pierna y por lo que parece le aprieta bastante, tanto que sin la ayuda de un compañero no es capaz de quitársela.
Termina el espectáculo, y nos dicen a los dos que no nos movamos, que van a repetir para nosotros dos solos el espectáculo que nos hemos perdido.
Nos medio obligan a sentarnos todavía más cerca del teatrillo (empezamos a rezar ocho padrenuestros, tres avemarías y todas las oraciones del budismo que hemos aprendido en esta semana de vacaciones….). Sacan dos cobras enormes!!: Dios!!! Queremos echar a correr!! Sabemos que son venenosas y cada vez se acercan más. Se nos quita la sonrisa de la cara…El presentador nos dice que si nos pica, en media hora estamos listos en caja de madera y el billete de vuelta a España nos sale gratis!! El showman, comienza a danzar al ritmo de las dos cobras, esquivando las mordeduras y ataques de las mismas (¿están locos?¿cómo ponen en riesgo la vida por un show?). El hombre se la queda mirando fijamente, y muy suavemente y poco a poco, les pone un dedo encima de la cabeza para apaciguarlas. Se quedan tumbadas y mansas, pero en cuanto les quita el dedo, saltan al ataque de nuevo.
Acaba el show, y nos pone las cobras mirando hacia nosotros a un metro y medio de distancia….(¡Ahora sí que la hemos liado parda!). Hacen el intento de venir hacia nosotros poco a poco, pero las coge de la cola y las echa hacia atrás. Coge una, y nos enseña como le saca el veneno, que más tarde ofrece a Xisco como chupito (¡qué gracioso el tío!).
El dueño del lugar nos hace una visita guiada a los dos, y nos enseña todos los tipos de serpientes que tienen en las jaulas. En cada una de ellas se indica el nombre y si son o no venenosas.
Llegamos a la jaula de la cobra. Hay más y más grandes que las del show. Para nuestra sorpresa, vemos que se mete dentro de la jaula (tenemos ganas de salir corriendo otra vez!), le decimos que no hace falta…pero él insiste! Éste quiere que la palmemos aquí!!!
Le hacemos una foto y nos hace señas para que le rodeemos, nos pongamos detrás de él, y la cojamos por detrás…. ¿¿¿Estamos locos o qué??? Ahí sí que los dos gritamos que no, que no, que no….así que se ríe por vernos “acojonados” y la vuelve a meter en su sitio (buf! Ya podemos respirar tranquilos).
Hablando con el tipo, le preguntamos sobre cómo actúa el veneno de la cobra, y de repente, nos enseña sus manos. Tiene un dedo amputado, otro a medias, uno paralizado y otro deformado por completo. Nos explica que es de las mordeduras de la cobra, que en ese caso tiene que pincharse rápido el antídoto e ir al Doctor para que se lo amputen.
Nos largamos rápido del sitio. No vaya a ser que le de por sacar la “king cobra” de 4 metros que hemos visto antes (hace la intención de sacarla, pero antes de hacerlo ya estamos en la puerta diciendo bye, bye…).
Nos queda el último punto de visita, el “Doi Suthep”. Está a una hora de camino de donde nos encontramos. Todo de curvas de subida.
Al llegar, cogemos el cable car (un ascensor interior) que más valdría no haber cogido, nos pensábamos que estaba a más altura y se puede acceder por unas bonitas y empinadas escaleras.
Una vez arriba, vemos cosas que hacen los locales que no entendemos muy bien, y como lo hemos visto en otros templos, decidimos coger un guía en inglés para que nos explique todo la historia, cultura y costumbres del budismo y de los tailandeses.
Antes de comenzar la explicación, el guía nos pide que por favor entremos a que el monje nos bendiga con agua por encima, de lo contrario no puede proceder con la explicación. Tras ello, a Xisco le coloca el monje una pulsera blanca de cordón que significa buena suerte. Los monjes no pueden tocar a las mujeres, por lo que a éstas las coloca un no monje.
A destacar, que son muy supersticiosos. Creen en la suerte, en las profecías, en el destino, el nirvana, la vida futura, etc. Como ejemplo, vemos que hay un bote lleno de palos, y le preguntamos por qué la gente se arrodilla delante del buda, y los agita con las dos manos.
Explica que el primer palo que cae, tiene un número y éste, se corresponde con una profecía china, cuyo papel encontramos numerado allí mismo en un expositor. Nos incita a que probemos suerte, así que nos ponemos a agitar los palos, y nos sale el 4 y el 2. A uno le sale mejor predicción que al otro, pero si no estás conforme con lo que te ha tocado, puedes levantar un elefante dos veces con el meñique los hombres y el anular las mujeres, para poder hacer una nueva tirada. Si te pesa mucho, no puedes cambiar la suerte de la primera vez.
De vuelta por las escaleras de bajada del templo, cogemos el taxi y le pedimos que nos lleve al Hotel, que por hoy ya ha sido suficiente.
Mañana madrugaremos para ir a Chiang Rai, el triángulo de oro, el “White Temple”, Mae Sai, la antigua ciudad de Chiang Saen y las tribus del norte de los Akha y los Yao.
Así que a cenar en el “Riverside” un buen Restaurante que ofrece cenas a bordo de una embarcación sobre el río Mae Ping, y luego al night market, para hacer las últimas compras en esta ciudad de las cosillas que hemos visto que valen la pena (camisetas Custo que no hemos visto en Bangkok y poco más…).
Quizás antes de dormir, toque un masaje de aceite relajante, nos lo merecemos porque hoy ha sido un día muuuuuy intenso.
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