Nos suena el despertador a las 6.00 am. Nos cuesta levantarnos porque ayer estuvimos hasta las 3.00 am despiertos. Cenamos en el Restaurante Riverside, altamente recomendado para todo el que viaje a Chiang Mai. Es un local al lado del río con una comida tailandesa exquisita. Música en directo con una banda de pop-rock cantando todos los éxitos habidos y por haber. El ambiente era estupendo, gente bailando, tomando una Chang o una Shinga (cervezas tailandesas).
Partimos a las 7 am del Hotel en una van. Somos los primeros, pero no tardarán en unirse al grupo seis personas más (una pareja adulta italiana, una china muy manga, un yeti sucio y dos bujarris que pierden aceite). Vaya, que comienza bien la excursión!
Como estábamos cansados, el primer trayecto de una hora y media, lo hicimos durmiendo.
Primera parada en “Hot Springs”. Unas fuentes a presión que lanzan a varios metros de altura el agua a muy alta temperatura (parecidos a los de Lanzarote). Aprovechan para hervir los huevos, que luego venden a los turistas como desayuno.
Después de 15 minutos escasos, emprendemos de nuevo la marcha durante una hora y cuarenta y cinco minutos hacia Chiang Rai (durmiendo otra vez, claro). Visitamos el “White Temple”. Un templo precioso, de un blanco inmaculado, que significa la pureza del alma. Tiene cristales de color plata y con el reflejo del sol, brilla y deslumbra. De momento es uno de los que más nos ha gustado.
Entramos en el Templo (descalzados como siempre en todos los templos), y están modernizando su interior. Están pintando el templo con una mezcla de historia real y ficción. Entre ellos podemos ver a Batman, el suceso del 11-S de las Torres Gemelas, Spiderman, la Guerra de las Galaxias, misiles de guerra, Tsunamis en el mar, etc. Quieren plasmar nuestro presente, la cotidianeidad, lo famoso de nuestros tiempos, para que dentro de miles de años, las personas en el futuro sepan nuestra forma de vida. No es más que lo que hacían nuestros antepasados en iglesias y templos, cuando retrataban por ejemplo, las personalidades del teatro romano dentro de las Iglesias, las termas, etc.
Proseguimos el camino durante dos horas más hacia el “Triángulo de Oro” (durmiendo otra vez, ¿o lo dudabais?).
No nos dejan ni tiempo para ir al baño, por lo que tenemos que ir corriendo cuando todos ya han embarcando en la “paterilla” que nos dará una vuelta por el río Mekong. Éste río une los tres países fronterizos (Tailandia, Myanmar y Laos).
A lo lejos (y con un poco de imaginación y buena voluntad) divisamos las montañas de China, y durante el trayecto observamos los locales con los típicos gorros de bambú acabados en triángulo, pescando en el río con unas redes en forma de paraguas que vuelan de lo finas que son.
Durante el paseo nos enseñan una isla que no pertenece a ningún país (y nos incitan a comprarlo), el casino de Laos, el casino de Myanmar, y una gran casa donde cultivan todo tipo de drogas (que por lo visto es legal). Sobre todo nos explican la historia del Opio y cómo se comercializa actualmente. El guía nos pregunta si queremos probarlo, que de hacerlo, seguro que alcanzamos el Nirvana en cinco minutos y podemos ver a Buda.
Desembarcamos en Laos alrededor de media hora. No hace falta pasaporte porque el guía es el responsable de nosostros hasta devolvernos al país de origen. Nos preguntan si queremos sellar el pasaporte, en cuyo caso tenemos 15 días extra en Tailandia (pagando 20€).
Uno de los productos típicos de Laos es el Whiskey. Introducen animales muertos en grandes vasijas y le añaden el alcohol. Nos dan a probar un tipo de whiskey a cada uno. Xisco no lo prueba y a mí me dan uno suavecito (de ginseng y sin animales). A otros les toca de “king cobra”, de escorpiones, de armadillo, etc. De lo más repugnante!!puaj!!!
En Laos todo es mucho más barato que en Tailandia. Hay mercadillos que por 1,80€ venden camisetas de marca (de imitación, claro), bolsos, pantalones, etc. Lástima que no hay tiempo a penas para hacer compras (es lo que tiene ir en una excursión organizada…).
De vuelta a Tailandia, nos llevan a comer a un restaurante buffet. Media hora más tarde, estamos de nuevo en la van camino hacia la ciudad de Mae Sae, donde se puede ver el puente fronterizo entre Myanmar y Tailandia. Es un lugar súper pintoresco. La gente es muy diferente a toda la que hemos visto por el momento. Furgonetas cargadas de gente pasando la frontera por motivos de trabajo, puestos de castañas asadas (y nosotros que pensábamos que éste año casi no nos daría tiempo a probarlas!), mujeres con el gorro típico de bambú, cargadas con un hatillo cuyos extremos contienen productos del campo, mercadillos de electrónica, niños bañándose en un río más marrón que el chocolate con leche…
Aquí sí fue una auténtica pena que nos dejaran tan poco tiempo, el cerebro no paraba de procesar información de todo lo que podía verse a cada paso.
Continuamos el viaje en la van hacia la tribu de las Akha, Yao y…sorpresa! Las “long neck” otra vez. El guía nos comenta que no tenemos incluidas en la excursión éstas últimas, pero que pagando la entrada al poblado, podemos visitarlas junto al resto del grupo. Por lo visto, nos han juntado a dos grupos con excursiones diferentes. En un principio no escogimos las “long neck” porque el tipo de la Agencia de Viajes, al preguntarle si eran las de Mae Hong Son, nos dijo que sí, y nosotros ya habíamos estado. Pero para nuestra sorpresa, existen más tribus de mujeres jirafa repartidas por toda la provincia de Chiang Rai.
Ya que estamos allí, pagamos 300 bath por persona y entramos en el poblado, hecho del que no nos arrepentiremos más tarde, ya que resulta mucho más interesante que el de “Mae Hong Son” que es el más conocido y oído de los viajes organizados.
Una vez dentro y separados de las long neck, vemos a las Akha, con vestimentas negras y gorros típicos que incluyen acero, bolas de lana rojas, etc. Muy curioso, pero sólo vemos dos de ellas atendiendo un puesto de souvenirs producidos por ellas (o al menos eso es lo que explican). Nos da la sensación de que alguien las ha colocado ahí para el turista, no son tribus 100% reales.
Pasamos por un puente colgante de bambú, y llegamos al poblado de las mujeres jirafa. Esto sí que empieza a gustarnos. Parece mucho más real que el de Mae Hong Son, con más niñas y mujeres, bebés correteando y jugando unos con otros, y sobre todo niños diciendo a los turistas: “please, 10 bath, please 10 bath, please 10 bath…”. Y así durante toda la visita.
En los puestos no te piden que les compres, pero los niños son los que no te dejan en toda la visita. Muy guapos y guapas por cierto.
El poblado sí que es muy real, se pueden ver los maridos descansando en los porches de sus chozas, fumando pipas de opio y marihuana, pero vestidos normales, las gallinas campando a sus anchas, las ropas lavadas colgadas de palos de madera, etc.
Conclusión: de haber sabido que se podían visitar en un día, quizás hubiéramos omitido la visita a Mae Hong Son, aunque nos hubiéramos perdido los parajes impresionantes de aquella pequeña y pintoresca ciudad.
Una vez acabada la visita, nos espera una tirada de 3 horas de viaje de noche. Cachis! De tanto que hemos dormido por la mañana, ahora nos resulta imposible! Para más INRI, nos tienen congelados con el aire acondicionado y no hemos traído ni una chaqueta. Le piden varias veces que apaguen el aire, y el guía y el conductor dicen que lo bajan pero que no es posible quitarlo porque se quedan sin oxígeno (¿¿cómooooorrr??).
Cansados (o reventados) llegamos al Hotel. Dejamos las maletas, y como es el último día que tenemos en esta ciudad, vamos al “night market” para hacer las últimas compras.
De vuelta al Hotel, nos ofrecen un masaje a mitad de precio, así que no lo dudamos y entramos en unas cabinas, donde hay preparadas dos camillas de madera. Esta vez hemos cogido el masaje en la espalda y con aceite, que no es tan duro como el masaje thai. Las tailandesas se suben encima de la camilla, y de cuclillas se colocan encima de ti, pisándote brazos y piernas.
Más relajados, pero más cansados todavía, nos vamos al Hotel. Pues mañana viajamos hasta Phuket, al Sur de Tailandia. Allí nos esperan varios días de relax y de playa hasta la vuelta a Bangkok (o por lo menos es lo que tenemos planeado por el momento).
PD: Ya hemos recuperado la ropa de lavandería del Hotel. No nos han perdido nada.
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